domingo, 4 de agosto de 2013

Parte 2: Capitulo 3. Nueva vida

Toni.


Después de esos dias en casa, y de poder hablar con Ana como personas para dejar las cosas claras, me volvía a marchar, para comenzar la semana previa a Le Mans, una dura semana de preparación, simulador, charlas de equipo y demás cosas para que todo estuviese listo y perfectamente preparado para las 24H. Mientras esperaba a que el avión despegase, pensaba en la conversación que había tenido con Ana, y en lo extraña que estaba esos dias, comportándose como cuando me quería pedir perdón después de haberse enfadado por algo. Puede que fuese su intención, pero yo desde luego no tenía ganas ni de perdonarla ni mucho menos de volver con ella, menos aún después de comportarse como lo hizo, de la manera mas egoísta posible, con todo ya decidido y casi cargándose los planes de todo un año de trabajo y esfuerzo, haciéndome demasiado daño. En definitiva, había sido una gran egoísta y yo estos dias tan solo me había hecho el amable para que no hubiese mal ambiente, ya que iban a ser los últimos dias que pasaría allí y no quería irme con mas malos recuerdos, si es que era posible. El avión comenzó a despegar mientras los primeros rayos de sol se dejaban ver tímidamente en una intensa iluminación roja que hacia del despegue una acción especial, casi mágica, elevarse entre las nubes parecía tan fácil...



El aterrizaje no fue tan apacible, además de estar retenido en los controles casi dos horas porque mi casco fue declarado "sospechoso" por el especialista designado. El coche de alquiler me esperaba fuera y tras un viaje lleno de traqueteos y golpes de maletas mal colocadas en el maletero, llegué al motorhome de porsche para reencontrarme con mi segunda familia. Fuí saludando uno por uno a todos, ingenieros, mecánicos, meteorólogos, directores de prensa y marketing, y a mi compañeros de equipo, Frank Schmidt y Luca Nicoletti, con quienes estuve toda la tarde repasando el circuito en el simulador. Esa noche hubo reunión del equipo, saldríamos con la Porsche #2 y salíamos a ganar, después del tercer puesto del año anterior, el cual había dejado grandes sensaciones pese a todos los problemas técnicos. Pasaron unos días muy ajetreados hasta las clasificaciones, llenos de pasos en bici por el circuito, entrenamientos exhaustivos y horas de simulador. El primer día de la clasificatoria, aparecieron Ana y Javi para desearme suerte, vestidos de porsche y con tres o cuatro acreditaciones colgadas del cuello, vaya si les habían cuidado mis jefes, y les estuve recomendando zonas donde ponerse en la pelousse, mas incómoda que una grada, pero veías bastante mas del circuito. Yo salía el último en las dos clasificaciones, ya que la noche era mi punto fuerte, pero ese día no daba con los reglajes y gracias a Frank conseguimos un tercer tiempo a escasas milésimas del segundo y el primero, y me fuí a la cama pensando en el siguiente dia, ya que aun teníamos la oportunidad de bajar mas el crono. Sin darme cuenta casi, estábamos en la segunda clasificatoria y se acercaba mi turno, Luca había conseguido la pole provisional pero no podíamos bajar la guardia, yo caminaba nervioso de un lado a otro mientras esperaba que llegara al box. Cuando estaba delante mio, salté al coche y salí a correr como si me persiguiese la mismísima parca, para después de poco mas de 14 minutos, bajar el tiempo de Luca lo suficiente para conservar esa pole, a partir de ahí me relajé y di dos vueltas mas a un ritmo mas pausado. La noche en este circuito era mágica, completamente, un desfile de luces, ruidos de motor, llamaradas en los escapes, el público jaleando a sus pilotos favoritos, sin duda, por algo era una de las carreras mas míticas de la historia.





Con una alegría inmensa entré al box entre celebraciones del equipo y prensa empujándose por una instantánea de los tres pilotos, nos habíamos quedado a muy poco del récord del circuito desde su reforma con las chicanes en su enorme recta, así que la pole se celebraba casi como una victoria. Después de las reglamentarias fotos y un poco de entrevistas, me fui al motorhome ya que el siguiente día iba a ser muy largo. No dejaba de darle vueltas al dia de la ruptura con Ana y con esos pensamientos acabé durmiendo un buen puñado de horas, suficientes para mantenerme fresco para la carrera, pero la mañana se presentaba bastante ajetreada, con el driver's parade, las entrevistas, las telemetrías de última hora, y los nervios previos a la salida. Cogí la moto que tenían para que los pilotos nos moviésemos sin muchas dificultades y fui a ver donde estaban Ana y Javi, les guié hasta la zona que les dije en los entrenamientos (no habían sido capaces de encontrarla con las explicaciones tan rapidas que dí) y estuve hablando un rato con ellos de como planteaba la carrera y que planes había. Salía el primero, tanto en posición como en el equipo, ya que haríamos los relevos de tal forma que yo entrase a partir de las 22:30, y para eso tenía que correr en el primer compás de las 24H. Cuando terminé con ellos, volví al paddock para las correspondientes entrevistas con Eurosport y ESPN, y la reunión que siempre hacíamos entre los 3 pilotos para darnos ánimos los unos a los otros y salir motivados a pista. Cuando acabé quedaban apenas 20 minutos para montarme en el coche, así que me puse los cascos y desconecté un momento con:


Después de eso, comprobé que todo estuviese en su sitio, bien colocado, listo para funcionar, me colocaron las botellas de agua y me cerraron la puerta. Coloqué el volante en su sitio y repetí la misma operación de todas las salidas, miré al frente hasta que los sonidos de mi alrededor se apagaron y solo quedaba el sonido de mis guantes rozando el botón de encendido. Apreté y volví a la realidad, listo para la vuelta de formación, que daría paso a la salida lanzada, las curvas se sucedían, mientras seguía al safety car, las curvas dunlop, la curva de des Hunaudières, Mulsanne y también Indianápolis, y justo nada mas pasar la chicane Ford, quedaba solo la última, la pasé por mi zona mientras observaba el reloj, inmortal, que colgaba donde siempre, aceleré al máximo pasando por la salida para encarar las curvas dunlop, las cuales pasaron mas rápido de lo que esperaba. Entre trazada fina y uso mínimo del freno, llegaba todavía líder por delante del Nissan #4 el Toyota #9 y el Porsche #1, a la recta de des Hunaudières. Arriesgué todo lo que me permitían las ruedas, aun al 70% del rendimiento, ya que no había calentado muy bien, en ambas chicanes y pude ampliar levemente la ventaja, entrando en Mulsanne como una exhalación para salir directo a Indianápolis y de ahí a las chicanes previas a la recta de meta de nuevo. Así pasaron varia vueltas, ampliando mi ventaja con mis rivales, los cuales iban del segundo al quinto en un pañuelo, y a la séptima vuelta ya estaba pegando rafagazos de luz a los doblados. Paré otras 10 vueltas mas tarde, y seguiría otras 20 mas, como estaba planeado. La carrera se sucedía sin incidentes pero yo no acababa de sentirme cómodo al rato de parar la primera vez, así que cuando me bajé del coche no fui a descansar a la habitación, me quedé con los ingenieros y meteorólogos en el muro, viendo el desarrollo de los acontecimientos. Mis malas sensaciones se hicieron verdad, y en cuestión de 5 minutos, comenzó a llover a mares en el circuito, situación que Frank supo manejar de forma excelente y trajo el coche al box en perfecto estado, para ponerle ruedas de lluvia extrema y seguir ganado distancia con nuestros rivales. El cielo se cerró y así estuvo toda la tarde, hasta que al final del relevo de Luca amainó lo justo para que correr de noche no fuese imposible. Cuando Luca salió del coche, me deseó buena suerte y me dijo en bromas que le temblaban las piernas con tanta agua sobre el asfalto, y la verdad es que o le había ido nada mal, era un genio sobre mojado y ya aventajábamos al segundo en 3 minutos y 27 segundos, así que cuando estaba dentro pensaba solo en mantener la distancia y apretar donde pudiese. Salí de box por detras de un GT, un Ferrari de Scudería Italia, al cual tuve que adelantar nada mas salír de manera bastante peligrosa. La tensión de la noche con lluvia era insoportable, y ya no sabía como ponerme para no estar incómodo, parando en boxes a las 13 vueltas, me dijeron que la ventaja había aumentado entre 12 y 15 segundos, sin que me diesen un número exacto, así que salí de nuevo a por todas. Sobre la tercera vuelta después de la parada tuve un pequeño encontronazo con un LMP2 que golpeó levemente mi parte trasera debido al aquaplaning, y sin darle demasiada importancia, seguí a ritmo normal. Pasando las curvas dunlop notaba el coche extraño, así que avisé al equipo, y me dijeron que tenía que parar para cambiar los neumáticos, ya que tenía el trasero izquierdo dañado. El coche se comportaba, y pasé las dos chicanes sin ningun problema, subiendo hasta los 328 km/h en la recta, y aun quedaba la recta antes de Mulsanne, en la que volvería a circular tan rápido. Cada vez se acercaba mas y justo cuando iba a frenar, el coche botó de repente y yo sabía lo que pasaba, el sonido me lo confirmó, la rueda había explotado. Los únicos recuerdos que tengo de aquel momento son de mí boca abajo mientras el porsche volaba hacia los árboles y un golpe muy fuerte a la altura de los riñones, seguido de un montón de sirenas de ambulancia y a Javi y Ana hablándome de algo del monocasco del coche y de que aún estaba vivo. En el viaje en ambulancia caí rendido y desperté el martes, en el Centre Chirurgical du Mans.





Mi primera visón fue la de Ana dormida, flores sobre la mesa, y una carta de Javi sobre la mesa que decía "Ya llevas cuatro días tu sola alli, déjame hacer el relevo". Cuando posé la carta los médicos entraron y despertaron a Ana. Estuvieron explicándome entre todos lo que pasaba; Al reventarse la rueda, el coche se desplazó a mas de 300 km/h y salió por encima del guardarrail después de despegar "gracias" a los pianos del trazado, perdiéndose en el bosque y golpeando la parte trasera contra varios árboles, y cayendo muy fuerte contra el suelo. Eso me había ocasionado una dislocación de columna, la cual ya estaba en su sitio, pero tendría que usar la silla de ruedas una larga temporada hasta que recuperase la movilidad. Cuando nos dejaron solos le pregunté por la carta, me dijo que si que era de Javi, y ella parecía no haber dormido muy bien ni haber comido tampoco bien en ese tiempo, asi que le dije que nos bajamos a comer por todo lo alto a la cafeteria. Me ayudo con la silla y lo pasamos muy bien durante la comida, y mi imagen de ella volvia a cambiar de nuevo. Una vez volvimos a la habitación, recibí visitas de todo el mundo, mis familiares, los de Ana, el equipo, mis amigos, todos estaban alli. Cuando se acababa el dia, Ana volvió a quedarse y estuvimos hablando largo y tendido de todos los problemas. Nos pedimos perdón mutuamente y ella se subió a la cama para darme un abrazo, y comenzó a llorar. Cuando quitó la cara de mi hombro, nuestras caras se acercaron la una a la otra para acabar fundidas en un beso que pareció eterno.


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